La Iglesia de Dios en Centroamérica existe para perpetuar el evangelio completo de Jesucristo (Mateo 28:19,20), en el Espíritu y poder de Pentecostés (Hechos 2:1-4, 6, 13-18), a través de: la comunión, la adoración, el testimonio, la proclamación, la enseñanza y el servicio.